Hay
que diferenciar entre educación y formación, aunque genéricamente a
menudo se confunden y, desde luego, comparten muchos preceptos y
conceptos en las edades más tempranas del individuo. Pero no cabe duda
que son los padres la primera fuente educativa. Una responsabilidad que
repercutirá en el futuro de sus hijos, tanto a nivel personal como
profesional. Y en este sentido, uno de los campos ineludibles en la
formación, por lo trascendente y presente que estará en nuestras vidas
desde casi el inicio, es el de las finanzas. Adecuadas a la infancia,
lógicamente. Por ello, el Banco de España ofrece una guía de pasos para
la correcta iniciación financiera de los hijos.
Unos
padres responsables preparan a sus hijos para que sean adultos
productivos e independientes, con confianza en sí mismos; y la falta de
una educación financiera perjudica las posibilidades futuras de los
jóvenes. Algo común en España porque el sistema educativo no cuenta con
ningún tipo de formación financiera básica (idem Argentina), y la única
vía para transmitir estos conocimientos es de padres a hijos o a través
de conocidos, por lo cual tanto puede recibirse una buena formación como
apenas ninguna.
Cinco pasos para la formación financiera de sus hijos
El
Banco de España, desde su web formativa Finanzas para todos, ofrece un
itinerario educativo dividido en cinco pasos fundamentales en la
relación entre padres e hijos.
El
primero es pura psicología infantil, ya que se trata de dar buen
ejemplo. Los hijos suelen seguir el ejemplo de sus padres más que sus
consejos. De modo que si los hábitos financieros de los progenitores no
son modélicos o razonables, difícilmente lo serán los de los hijos.
Conviene ser ejemplar – al menos de cara a los niños- en cuanto a
cuestiones como el presupuesto personal, el ahorro y el control sobre
los gastos y sobre el endeudamiento. Hay que tener cuidado de lo que se
habla delante de los hijos. El “escucha lo que digo, pero no hagas lo
que hago” no es un buen sistema educativo.
Es
decir, será mucho más eficaz predicar con el ejemplo de las compras
necesarias y no compulsivas o caprichosas, que plantearles esta
posibilidad en el plano teórico.
El
dinero estará presente en la vida de sus hijos desde muy pronto. Es
inevitable. De modo que es importante hablar de dinero con los niños
(segundo paso). Ellos no pueden aprender el valor del dinero si nadie se
lo enseña. Hay conocimientos que nos pueden resultar evidentes, obvios,
pero que para ellos son un misterio. ¿De quién es el dinero que sale de
un cajero? ¿Por qué no sacas más si se ha acabado? Hay que trabajar
mucho para ganar dinero. No eres mejor que otro niño si tienes más
dinero. Las cosas cuestan dinero y no se pueden comprar todas. Y otras
muchas cuestiones que nadie puede explicar mejor que un padre en el
momento en que surge la duda.
La
paga semanal (tercer paso) suele ser un trámite inevitable. Tarde o
temprano los hijos quieren de disponer de su propio dinero. Les hace
ilusión y, de algún modo, es un síntoma de madurez para ellos. Es la
primera experiencia de un niño con la independencia financiera. Y además
se trata de una herramienta inmejorable para educar sobre la
importancia del presupuesto personal. La paga sirve para que aprendan
que el dinero no es ilimitado. Sólo se dispone de una cierta cantidad.
Que no se puede comprar todo lo que se quiere: hace falta priorizar y
luego ahorrar para logar un objetivo; y ahorrar cuesta un esfuerzo. Es
un ejercicio práctico para que establezcan la diferencia entre
necesidades y deseos.
En
relación directa con la paga semanal, el cuarto paso de esta guía
financiera es el fomento del ahorro. Y para ello conviene recurrir una
vez más a la psicología infantil. Obligarle a ahorrar parte del dinero
que recibe de su paga puede resultar contraproducente. Al fin y al cabo
tendrá que hacerlo sin motivación, casi a la fuerza. Por ello es bueno
buscar los estímulos necesarios. Esperar a que el niño tenga un capricho
y, a partir de ese momento, explicarle que ahorrando poco a poco una
parte de sus ingresos podrá acabar adquiriendo aquello que tanto desea.
Este
proceso implica los tres pasos básicos de cualquier transacción
económica: planificar, ahorrar y comprar. Una magnífica lección
financiera.
Sus
hijos se han convertido ya en consumidores, y aunque esto no es
necesariamente malo por definición, sí que conviene seguir moldeándolos
hasta enseñarles a ser consumidores inteligentes (quinto paso). Sobre
todo a edades tempranas, en las que son especialmente receptivos e
impresionables y, por lo tanto, muy influenciables por los impactos
publicitarios. Es aquí donde la función paterna es de gran importancia
en la formación de los hijos.
A
menudo los niños más pequeños ni tan siquiera distinguen un anuncio de
un programa o un cuento. Por ello es importante que vean con ellos sus
programas favoritos, por ejemplo. Una idea es jugar a decir ¡anuncio!
cuando estos se emiten.
Deben
saber que la función de la publicidad es convencernos para comprar un
determinado producto, pero que sólo nos cuentan sus características
positivas y no las negativas. Así, por ejemplo, cuando estén en una
tienda, compare los productos reales con sus anuncios. Pregúntele a su
hijo qué diferencias nota y cuál es más atractivo, el anuncio o la
realidad. Parecen consejos obvios, demasiado básicos, pero pueden ser
fundamentales para la educación financiera de los más jóvenes.
La sencillez es fundamental para los procesos de aprendizaje.
fuente: domesticatueconomia.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.